Identificación y
reconocimiento de diferentes tipos de semillas.
Semillas transgénicas, estándar,
ecológicas, autóctonas y locales.
Cada semilla de las verduras que comemos hoy, es
posible tenerla gracias a que forma parte de una cadena que no se ha roto desde
la antigüedad.
Hace miles de años los seres humanos comenzaron a
identificar plantas comestibles, y esto se lograba por el simple hecho de
seleccionar las semillas y replantarlas.
Cuando guardamos y plantamos semillas formamos parte
de esta antigua cadena, ellas son nuestra herencia.
Antiguamente las semillas se guardaban por
necesidad, puesto que era la única manera de poder seguir cosechando.
Muchas de estas variedades antiguas se van perdiendo,
porque no hay quien esté dispuesto a sembrarlas y mantenerlas.
Cuando se pierde una variedad el valor de sus
características genéticas es inmenso.
Actualmente se han perdido casi el 50% de las
semillas que se sembraban en la antigüedad.
Semillas
transgénicas
Son semillas a las que se les ha sometido a una
manipulación genética incorporado en sus
genes características ajenas a ellas,
franqueando las barreras entre especies.
Dentro de la ingeniería genética se está
experimentando con la introducción de genes de origen animal en vegetales.
Casi la totalidad de los
cultivos transgénicos, incorporan genes bacterianos y han sido manipulados para
darles propiedades insecticidas o de
resistencia a herbicidas.
Inconvenientes:
Sus impactos sobre el
medio ambiente están cada vez más documentados: contaminación de especies
silvestres emparentadas, reducción de la biodiversidad, contaminación química
del suelo y de los acuíferos son algunos de los problemas asociados al cultivo
de OMG.
Si utilizas una vez
este tipo de semillas, se podría decir que estas condenado a utilizarlas
siempre. “Los policías de Monsanto”, pueden inspeccionar un campo al cabo de
tres años de haber utilizado semillas transgénicas y comprobar si el agricultor
está utilizándolas sea consciente o inconscientemente. Si es asi, los problemas
que se ciernen sobre el agricultor son bastantes.
Para los agricultores,
la aparición de malas hierbas o adventicias resistentes a varios herbicidas asociada
a los cultivos MG, empieza a ser motivo de preocupación en EE.UU. y en Canadá.
En el caso de los
cultivos insecticidas, se reconoce que es inevitable la evolución y proliferación
de insectos plaga resistentes; Cuestion de tiempo únicamente. Ello obligará a
los agricultores convencionales a recurrir a plaguicidas cada vez más agresivos
y costosos, mientras que la perdida de eficacia de insecticidas naturales, como
el Bacillus thurigiensis, será un grave prejuicio parala agricultura ecológica.
Semillas hibridas.
En los sobres de
semillas comerciales los encontramos especificados como F1
Técnicamente, híbridos vegetales son los resultantes de la
cruzamiento forzado de dos variedades
diferentes, e incompatibles de forma natural, el resultando es una planta con
trazos de ambas variedades.
Ventajas:
Las plantas híbridas generalmente son mayores y producen
semillas o frutos mayores, o tienen algunas características deseables no
poseídas por ninguno de los padres.
Esta respuesta, conocida como vigor híbrido.
Otra es la uniformidad genética:
plantas de la misma altura, con granos y frutos uniformes, con una misma época
de maduración y colecta facilitando el tratamiento de cultivos.
Desventajas:
La gran desventaja ecológica de los híbridos vegetales es
que las semillas producidas por estas plantas no pueden ser replantadas por el
agricultor, porque la recombinación de genes en la cruza no va a generar
plantas con el mismo vigor y características deseables de los padres.
O sea, cada año, los agricultores son obligados a comprar semillas
híbridas de las empresas productoras de semillas, que no por
casualidad también dominan el mercado de agro-tóxicos o de fertilizantes.
Necesitan también adquirir todo el
“paquete tecnológico” de la industria de insumos que incluye productos como
fertilizantes sintéticos y agro-tóxicos para que los cultivos se expresen en
todo su potencial.
Otro inconveniente surge cuando el
productor retira del mercado una variedad específica y al agricultor le es
imposible seguir cultivando la variedad que le daba buenos resultados.
Son más caras.
Todas las plantas tienden a madurara al mismo tiempo, lo cual es bueno para el profesional, pero no para el aficionado.
Todas las plantas tienden a madurara al mismo tiempo, lo cual es bueno para el profesional, pero no para el aficionado.
Semillas Estándar
También las podemos encontrar en
sobres. Son semillas seleccionadas, sin
tener en cuenta donde se van a cultivar. Las podemos cultivar y con el paso del
tiempo sus descendentes serán cultivos locales.
Inconvenientes:
Su inconveniente para el cultivo ecológico está en que la mayoría han sido tratadas
químicamente (presentan un color rosa, azul o verde) y esto va en contradicción
con el cultivo ecológico.
Ecológicas:
Son como las anteriores solo que proceden de cultivos ecológicos y no están
tratadas con productos químicos
Semillas de variedades locales
No todas son de cultivo ecológico.
Estas variedades antiguas son mucho más adaptables a
los cambios climáticos y plagas locales que las nuevas variedades de
laboratorios ya que estas ya han sido sembradas durante años, adaptándose al
medio y transmitiendo información genética a sus sucesoras.
Estas variedades dejan de sembrarse por no ser
rentables a las grandes fabricas procesadoras, y solo sobrevivirán si son
cultivadas por pequeños agricultores.
Un ejemplo de la
importancia de proteger las variedades locales lo podemos ver en el resultado
después de catástrofes como fue la guerra civil de Ruanda:
Antes del estallido de la devastadora guerra civil de Ruanda
en 1994, los agricultores cultivaban ahí más de 500 variedades de judías,
principal alimento básico de la población. En el caos que desarraigó y desplazó
a miles de comunidades rurales, se perdieron las cosechas y con ellas, el
recurso más importante de cualquier actividad agrícola; las semillas para la
siembra del ciclo siguiente.
Los
organismos oficiales de ayuda respondieron con donaciones de semillas de diversos
tipos de judías, consideradas más productivas que las variedades tradicionales
de Ruanda. Pero estas judías importadas
no se habían producido para los suelos, las plagas y las enfermedades locales,
ni para el régimen de precipitaciones pluviales del país y la demanda del
mercado local. El resultado fue que si bien se cubrieron las necesidades de
alimentos en el corto plazo, algunas de las semillas de "alto
rendimiento" produjeron 30 por ciento menos que las variedades
tradicionales, y se creó un riesgo de escasez futura de alimentos, iniciándose
un ciclo vicioso en la producción de judías al utilizarse otra vez en la
siembra siguiente las semillas recogidas en la última cosecha.
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